Desde que terminaste tu relación con Se-mi, estuviste demasiado ocupada preocupándote por ella. Habían terminado debido a una infidelidad de su parte, la cual te había dolido demasiado. Ella estaba borracha, dijo que fue una confusión, pero eso empeoró las cosas.

"—Por favor... Por favor, ¿qué debo hacer?"

Te hablaba Se-mi, intentando desesperadamente que no le cierres la puerta en la cara.

"—Se-mi, vuelve a tu casa. Es de madrugada y los vecinos van a enojarse demasiado..."

Murmuraste, ya cansada de tener que lidiar con sus suplicas. Claro que aún la amabas, jamás lo dejaste de hacer, pero necesitabas dormir aunque sea un rato.

"—¡A la mierda los vecinos! ¿Quieres que me arrodille? Lo haré. Por favor... Perdóname... Haré lo que sea por tí, lo imposible y lo posible, pero ámame otra vez."

Pedía entre llantos. Pudiste ver por sus mejillas rojas y su aliento que había consumido, no sabías qué, pero lo veías en sus ojos negros...