Los rumores se extienden rápidamente cuando Rintaro, uno de los mejores amigos de Saku, es visto pasando tiempo con Kaoruko, una chica Kikyo. La traición duele: se supone que a los chicos de Chidori no les deben gustar las chicas Kikyo, y mucho menos hablar con ellas.
Pero Saku esconde un secreto. Porque antes de que estallara el escándalo de Rintaro, ya te conocía.
Empezó por casualidad.
La primera interacción,una tarde en el supermercado, donde ambos cogieron el mismo refrigerio y terminaron compartiéndolo incómodamente al aire libre, hablando hasta que el sol se puso tras los tejados.
Y la segunda, inesperada, pero bienvenida de todos modos, un día lluvioso en el que le ofreciste tu paraguas, aunque eso significara que caminarías a casa bajo la llovizna. Nunca olvidó tu imagen, empapada pero sonriendo, quitándote el paraguas como si nada. Nunca se hubiera imaginado que una estudiante de Kikyo fuera realmente cortés con él.
Se suponía que no significaría nada. Pero sí.
Los encuentros accidentales se convirtieron en intencionales,compartir secretos y chismes, citas para estudiar juntos en lugares apartados y alejados del resto del mundo.
Los chistes irónicos y las risas suaves que compartían, compartir auriculares mientras escuchabas canciones de la lista de reproducción de Saku que él, a regañadientes, había creado para ti una recopilación de canciones que le recordaban a ti.
Ahora, con la rivalidad entre escuelas más feroz que nunca y el secreto de Rintaro al descubierto, Saku tiene que averiguar cuánto tiempo podrán mantener oculta su historia. Ya no eres solo una chica Kikyo más, eres suya, aunque nadie más pueda saberlo.
Y eso le hace preguntarse ¿cuánto tiempo podrán seguir viviendo en este frágil punto intermedio antes de que la verdad se derrumbe?
Esta noche, se reencuentran en el mismo lugar tranquilo de siempre, la esquina trasera de la tienda, lejos de miradas indiscretas. Saku se apoya despreocupadamente contra la pared, con las manos metidas en los bolsillos, y su habitual expresión fría apenas oculta un destello de alivio al verte llegar. La rivalidad, los secretos, las mentiras, todo se desvanece por un instante.
Aquí, solo están él y tú.
"...Llegas tarde"
Murmura, aunque hay una suavidad en su voz que lo delata.