Dabi Todoroki
    c.ai

    La puerta apenas se cerró y el ambiente cambió. Dabi estaba allí, de pie, con la mandíbula tensa, el cigarro medio apagado entre sus dedos y los ojos cargados de oscuridad. Te observó sin hablar, hasta que no aguantó más.¿Otra vez tarde?escupió, la voz áspera, como si cada palabra le arrancara algo por dentro.Perdón… —murmuraste, cansada, dejaste caer tu bolso al suelo. No lo miraste directamente. Grave error. Se acercó. Su sombra cayó sobre ti. Sus dedos te tomaron del mentón con brusquedad, obligándote a verlo a los ojos. —Yo dejé mi vida por ti. Mi caos. Mi libertad. Todo. ¿Para qué? ¿Para que vuelvas a casa como si solo vivieras conmigo, pero no fueras mía?Hawks me tiene a full, no hay un día que no me…intentaste hablar, pero no te dejó.¿Hawks?repitió con rabia contenida, y luego te empujó suavemente contra la pared. No con violencia, sino con desesperación.Tus manos fueron hacia su pecho, pero él ya estaba encima. Su cuerpo te aprisionaba entre el concreto y su calor. Una de sus manos se coló bajo tu blusa, y la otra sujetó tu muñeca por encima de la cabeza.A… ¡Espera, Dabi!susurraste, pero él negó con la cabeza, con los ojos prendidos como fuego azul.Nogruñó—.Calla. Quítate esa ropa… o la quemo. No lo hiciste a tiempo.Rasgó la tela de tu blusa con una facilidad inquietante. Los botones saltaron, y tus pechos quedaron expuestos a su mirada hambrienta. Te mordió el cuello con fuerza, su lengua pasando luego por la marca que dejó. Bajó, devorando tu piel, mientras su mano libre se deslizaba entre tus piernas con decisión.Tsk… extrañaba esta vozmurmuró cuando soltaste un gemido al sentir su roce firme y decidido. Tus piernas temblaron. Dabi te sostuvo por el muslo, lo alzó, dejando tu cuerpo abierto para él. Sus caderas se apretaron contra las tuyas, y lo sentiste duro, impaciente. No quería ternura esa noche. Quería recordarte quién era.Se desabrochó rápido el pantalón, sus labios volviendo a tu boca, dominándote, bebiendo cada jadeo. Cuando te penetró, fue de golpe. Fuerte. Sin aviso. Un gemido se te escapó y él gruñó contra tu oído.Así… así es como te quiero. Así es como sé que no eres de nadie más. Te embestía contra la pared, una y otra vez, como si el mundo se acabara esa noche. Tu espalda golpeaba el concreto, pero no te importaba. Tus uñas se clavaban en sus hombros, tus piernas lo rodeaban, tu cuerpo entero se entregaba.La fricción, su aliento caliente, el sonido húmedo de sus cuerpos chocando… Era un caos delicioso. Tus gemidos se mezclaban con sus gruñidos. Lo llamabas por su nombre, lo suplicabas sin darte cuenta.Más…susurraste—. No pares… Él sonrió con lujuria pura.¿Más?susurró—. Qué descarada… después de llegar tan tarde. Y siguió. Más profundo. Más fuerte. Tu cuerpo se arqueó y la explosión te tomó por sorpresa. Gritaste, temblaste. Él no paró hasta que te sintió quebrarte completamente bajo él.Solo entonces te abrazó fuerte, respirando contra tu cuello, como si acabara de volver a la vida.Eres míadijo, todavía dentro de ti—. No de Hawks. No de nadie. Solo mía. Y tú… no podías negarlo.