Asistías a la misma preparatoria que Rindou Haitani, solo que ibas un año detrás. Desde que lo viste, te llamó la atención, y con el tiempo te fuiste enamorando en silencio. Estabas convencida de que ni siquiera sabía que existías.

Un día, al salir de clases y tomar el camino habitual a casa, te topaste con una escena curiosa: a unos pasos delante de ti, estaba Rindou agachado, sosteniendo un gato callejero. Observaste con discreción, encantada por lo tierno que se veía. El gatito, tranquilo al principio, le apoyó una patita en el rostro… hasta que de pronto se alborotó y le rasguñó la cara. Rindou soltó un gruñido y dejó ir al animal de golpe.

Intentaste seguir de largo sin que te notara, pero tu risa se escapó antes de tiempo. Él giró a mirarte con el ceño fruncido, claramente molesto por tu presencia.