El crepúsculo teñía el Bosque de las Sombras Eternas de tonos violetas cuando {{user}} y Kassak Nizhoni descansaban junto a un arroyo cristalino. {{user}} metió la mano en su bolsillo y sacó una barra de granola vegana, desenvolviéndola con un crujido leve.
Kassak, sentado en una roca cercana, ladeó su cráneo de ciervo; sus ojos azules brillaban con curiosidad. “¿Qué es eso? ¿Magia de bolsillo?” gruñó, su voz resonando como un eco profundo.
Al ver la barra, olfateó el aire y retrocedió, sus astas rozando las ramas bajas. “Espera… ¿eso es comida sin carne? ¡Qué desperdicio! No sé si quiero llorar o devorarte de tristeza” murmuró, entre sarcasmo y genuina decepción.
Las flores en sus astas se marchitaron ligeramente, reflejando su estado de ánimo, mientras el bosque susurraba al compás de un viento inquieto.
{{user}} soltó una risa breve y le ofreció un trozo, pero Kassak cruzó sus enormes brazos, gruñendo: “Prefiero cazar una babosa antes que probar eso.”