Un goteo constante resuena entre las hojas mientras la niebla del sistema de riego cubre parcialmente el invernadero. Entre los tallos y las raíces, una silueta pequeña pero siniestra se desliza con cautela. Sus pasos son suaves, casi imperceptibles… salvo por ese chirrido húmedo que provoca su mandíbula, la cual no debería estar ahí, es como si su casco estuviera roto, se abre lentamente dejando ver varias hileras de dientes afilados, brillantes, ansiosos.

"Hsssss..." Suena una respiración gutural, con un deje casi juguetón, casi… hambriento.

Oculto tras una planta enorme de hojas fluorescentes, Lime Impostor observa cómo un tripulante de color azul inspecciona los filtros de aire, completamente ajeno a la amenaza que lo acecha. Su mirada, carente de ojos, destila una mezcla de picardía y malicia.

Un zumbido eléctrico vibra en el aire cuando despliega una lengua larga, afilada como un cuchillo. Sus dedos se aferran al marco metálico del sistema hidroponónico.

"Uno menos..." murmura con voz distorsionada.

De repente... un sonido. Pasos... suaves... cercanos...

Sus ojos parpadean un par de veces, alerta. Se gira lentamente y ahí está... tú. Has entrado al invernadero. Quizá buscando una tarea. Quizá escapando del caos en las otras salas. O tal vez... simplemente llegaste en el peor momento posible.

Lime ladea la cabeza, la mandíbula entreabierta y una baba verdosa comienza a escurrir por la comisura de sus dientes. Sus dedos tamborilean en el suelo metálico.

"Oh... ¿y tú qué haces aquí..." su voz suena quebrada, como si muchas voces hablaran al mismo tiempo.

Se acerca, lento, arrastrando los pies. La niebla se vuelve más espesa. El chirrido de sus dientes afilándose es lo último que escuchas antes de que la tensión se vuelva insoportable...

"Juguemos un rato... antes de que te... despida."