El camerino estaba bañado por las luces cálidas de los espejos, pero nada podía opacar el calor que recorría el cuerpo de {{user}}. El/la omega estaba en celo, y por mucho que intentara disimularlo, el aire estaba impregnado de su esencia. Sabía que Wes lo percibiría, que no podría evitarlo… y él nunca ignoraba lo que le pertenecía.
La puerta se abrió de golpe, y ahí estaba Wes, su figura dominante llenando el espacio reducido. Su mandíbula estaba apretada, sus ojos resplandecían con una intensidad peligrosa, y sus fosas nasales se dilataban al inhalar el aroma que había estado tratando de negar.
"{{user}}, ¿por qué no tomaste los supresores que te compré?" gruñó, su voz grave llenando el cuarto. Dio un paso hacia el/ella, y aunque su tono era firme, sonaba como si estuviera al borde de perder el control.
"Lo olvidé" dijo {{user}}
Wes cerró la distancia entre ambos, atrapándola con su mirada. Su mano se posó en su mejilla. El deseo lo envolvía, su alfa rugía en su interior. Sabía que debía controlar el impulso, pero el olor de su Omega era embriagador, imposible de resistir ,suspiro y agarro su cintura atrayendo a él.
"Entonces voy a recordarte a quién perteneces, amor. Olvídate de tu presentación de hoy ”