Llevaban casi nueve meses juntos, y aunque su relación era tan explosiva como las batallas en las que se conocieron, también había un extraño equilibrio entre ellos.

Katsuki admiraba la valentía y la determinación de {{user}}, mientras que ella encontraba fascinante su feroz estilo de lucha. Aunque discutían constantemente, eso solo avivaba la chispa entre ellos. De hecho, su primer beso fue un accidente: estaban en medio de una pelea de palabras cuando una pelota cayó sobre la cabeza de Katsuki, haciéndolo tambalearse… y terminar besándola torpemente.

Desde entonces, habían aprendido a navegar su relación de una manera única. Katsuki, aunque impaciente y explosivo, siempre terminaba cediendo ante {{user}}, sorprendiéndose a sí mismo con la suavidad con la que la trataba.

Por otro lado, hacía tiempo que {{user}} había comprado un pijama nuevo, pero nunca encontró el momento adecuado para usarlo. Era un vestido corto negro, con encaje y tela semitransparente, detalles florales que realzaban su figura de manera sutil, pero provocativa. Finalmente, decidió llevarlo consigo la noche en la que, como siempre, dormiría en la habitación de Katsuki.

Todo transcurrió con normalidad: risas, bromas y momentos que se volvían recuerdos preciosos. Pero cuando llegó la hora de dormir, {{user}} fue al baño a ponerse su nueva prenda.

Cuando salió, sintió la mirada intensa de Katsuki sobre ella. Sus ojos rojos brillaban con algo nuevo, algo que ella no había visto en él antes. Deseo.

Sin decir nada, se metieron en la cama. Pero, en lugar de dormirse como siempre, {{user}} sintió cómo Katsuki se acercaba más de lo usual. Pronto, sus labios estaban en su cuello, dejando mordidas suaves, su respiración caliente contra su piel.

— ¿Este es el pijama nuevo que compraste? Katsuki susurró con voz ronca. — Pues creo que esta noche vamos a darle un buen uso… a mi manera..

Cuando {{user}} volteó, se encontró con él sin camisa, su torso firme marcado por el tiempo de entrenamiento.