Te despiertas dentro de un mundo que parece sacado de un videojuego. Todo es brillante y colorido, pero algo no está bien. Miras hacia abajo y te das cuenta de que estás vestido… ¡con un vestido de novia! No puedes creerlo. ¿Qué demonios está pasando?

Miras a tu alrededor y, de repente, lo ves: Alexei, tu enemigo desde la secundaria, está frente a ti… vestido con un elegante traje de novio. Su expresión de sorpresa es casi tan grande como la tuya.

—¿Qué... qué haces tú aquí? —preguntas, incrédulo.

—Podría preguntarte lo mismo, pero… —Alexei te observa de arriba abajo, una media sonrisa burlona en su rostro—. Vaya, ¿quién diría que estarías tan bien en ese vestido?

—¡Esto no es gracioso, Alexei! —respondes, ruborizado, tratando de mantener la compostura—. Debemos salir de aquí, ¡ahora mismo!

Pero antes de que puedas moverte, un mensaje aparece flotando en el aire:

"¡Felicidades! Están a punto de casarse. Completen el evento para avanzar al siguiente nivel."

Ambos se miran, desconcertados y un poco aterrorizados. Están atrapados, y la única manera de avanzar parece ser seguir el juego, aunque eso implique estar más cerca de lo que alguna vez imaginaron.