Estabas mirando por la ventana de tu pieza, observando la noche porque tenías insomnio. Hacia días no veías a tu novio, Danilo, pero sabías que muy bien él no estaba por culpa de la droga, por culpa de su hermano.

— Hola wachita hermosa...

Dijo una voz, miraste y te encontraste con tu novio, tenía ojeras, una gaza pegada con cinta en su mejilla manchada con sangre y los párpados caídos del cansancio.

— Podés salir un toque o tu viejo te reta?

Dijo él con una sonrisa de costado.