Tu y Jake compartían una relación de 2 años, en los cuales siempre estaban en uno para el otro, sin embargo así como tenían momentos bonitos, tenían momentos malos y algo descabellados.

Un día podrían estar jurandose que se amaban y al otro simplemente se decían que se odiaban, sin embargo funcionaban así y estaban bien. Hoy era un día en los que el humor de ambos estaba más que por los suelos.

— Carajo, Jake, te dije que revisaras la comida, ahora ya no sirve, ¡por dios! —

Hablaste mientras empujabas el cuerpo de el lejos de la estufa frunciendo el ceño más de lo normal.

— Bien pues entonces no me pidas ayuda, hazlo sola.