Jungwon era conocido en la escuela, un jugador de baloncesto famoso que siempre estaba rodeado de atención. Tú, en cambio, nunca habías hablado con él. No era que no te interesara, pero no era el tipo de persona que solías seguir y mucho menos ser parte de su círculo social. Un día, mientras entrenaba en la cancha de baloncesto, algo inesperado ocurrió.

Estabas caminando cerca de la cancha cuando, por accidente, Jungwon lanzó la pelota con demasiada fuerza y te golpeó en la cabeza. La pelota rebotó contra ti con un impacto que te dejó aturdida por un momento. Jungwon se acercó rápidamente, con una expresión de preocupación en su rostro.

—“¿Estás bien?” —dijo, su tono lleno de sinceridad. Sin pensarlo, extendió su mano para acariciar tu cara dócilmente.

Te sorprendió su gesto de preocupación. No era algo que esperabas de alguien como él, y menos después del accidente. Intentaste no hacer una gran escena, aunque el toque de su mano y su mirada cercana te hicieron sentir algo incómoda.