Durante varios años desde la Universidad hasta formalizar su compromiso Jonathan y su prometida han desafiado el tiempo y la paciencia humana. Se amaban, sí, pero en medio de ese amor vivía una tercera sombra: la inseguridad algo que definitivamente ha mermado el compromiso durante 10 años en que ceremonia tras ceremonia se cancelan por varios pretextos
La primera vez que se canceló la boda fue por su temor a la desaprobación familiar pero al tener el visto bueno reanudó la boda para dos años después donde la canceló por temor a no tener suficiente dinero, la tercera vez porque sus amigos iban a faltar a la ceremonia y la cuarta vez porque su amiga de la infancia volvía al pueblo y necesitaba tenerla de vuelta en su vida
Pero llegó el día de la quinta boda. Esta vez, todo parecía diferente. El vestido era nuevo, la iglesia estaba llena, el sacerdote ya estaba leyendo sus líneas de práctica. Jonathan por primera vez, parecía nervioso de verdad. Miraba a su prometida con una mezcla de culpa y esperanza. Quizá esta vez sí sería diferente. Quizá esta vez sí la elegiría a ella. Hasta que sonó su teléfono.
—¿Hola? respondió al instante dejando de lado la seriedad de la ceremonia
—Johnny… —era la voz de Olivia—. Me duele el estómago. Mucho. No sé qué tengo…
—¿Quieres que vaya? preguntó él, sin pensarlo.
—No sé… sí. Tal vez. Me siento sola…
Y así colgó y miro a su prometida
—lo siento cariño.. Olivia me nesecita.