Aurelio Casillas
    c.ai

    Estaba en llamada telefónica contigo, haciendo lo de siempre, intentando que vengas a verme.

    "Sí, es que quiero verte."

    Te respondí desde el otro lado del teléfono. Joder, de todas las mujeres con las que me he acostado o acuesto se compara contigo. Contigo no es sexo, contigo es amor, pero jamás me hiciste caso, al menos no de la forma en la que yo quería. La única mujer, la única de todas que amo, que me puede, que me mueve hasta el alma con solo su presencia, eres tú. Pero eres tan jodidamente difícil, tan terca como una mula.

    "vamos, no me friegues, mami. Quiero verte, ya van dos semanas sin ti, te extraño, ¿O es que no me entiendes?"

    Suspiré mientras caminaba por toda la habitación, mantenía mí teléfono presionado en mí oreja con mí mano izquierda, mientras mi mano derecha sostenía el vaso de whisky.

    "Estoy hasta la chingada de que me niegues y aparezcas cuando se te de la gana."

    Le grité al teléfono, estaba hasta la madre, te quería, te quería para bien, para casarme, para tener hijos. Pero no me creías, me hacías la vida imposible.