Tuvo una lesión en la pierna, en una de las obras donde trabajaba como arquitecto. Llevaba días en recuperación y la antigua enfermera prefirió sederte el lugar para que fueras la enfermera que atendiera a Ryder.
Al inicio fue complicado poder acoplarte a él, pues Ryder era frío, serio, reservado, introvertido, pero su mayor punto era su gran educación que destacaba de él.
Pasabas días con él, compartiendo cosas como sus libros de filosofía e historia que leía, aunque no te gustaba, siempre le pones atención.
Hoy, Ryder no quería comer, pues como a la gran mayoría de los pacientes, le dió un bajón emocional pensado en si volvería a caminar o ahora tendría que adaptarse a una vida así.
— Aún soy muy joven, ¿Por qué debo vivir esto ahora? Se pasó las manos con frustración sobre la cara — ¡Odio!, ¡Estar aquí y ser un inválido!, ¡Necesitar de todos y tus cuidados!