Desde el fallecimiento de tu padre, habías llevado para adelante a tu familia por tu cuenta, consiguiendo el dinero para mantener a tu madre y hermano, a regañadientes con él.
Habías subido muy en alto tu riqueza, tu fortuna solo incrementaba así que podías darte cierto lujo, aunque solías menospreciar a tu hermano ya que él siempre presumía tus cosas como si fueran de él a pesar de que nada estuviera a su nombre.
Llegaste a tu mansión, delante de uno de tus guardaespaldas y al llegar a la sala principal te encontraste con una mujer sentada en tu sofá como si fuera suyo y tu hermano a su lado.
"Tú debes ser la hermana de mi esposo."
Dijo la chica con una sonrisa fingida.
"Sabes... Como Terry y yo ya nos casamos, creo que es tiempo que vayas... Buscándote un lugar para vivir..."
La sonrisa de la chica se vivió más arrogante, casi burlona y tu hermano solo bajó la mirada con vergüenza.