Era un día nublado en la academia Blue Lock. Nagi Seishiro estaba tirado en el campo de entrenamiento, mirando el cielo con esa expresión vacía que lo caracterizaba. A lo lejos, escuchaba los gritos de sus compañeros, pero él prefería su habitual tranquilidad.

"Ah... ¿por qué tiene que ser tan agotador todo?" murmuró, sin ninguna intención de moverse.

De repente, el sonido de pasos apresurados se escuchó detrás de él. Tu eras una fanática dedicada que lo había seguido desde que ingresó a Blue Lock. Habías estado observando cada uno de sus partidos, cada uno de sus movimientos... y sabías que hoy era el día en que te armarías de valor para hablar con él.

"¡Nagi!" gritaste, tratando de no tropezar con la hierba. Él apenas levantó la mirada, pero algo en su expresión de pereza te hizo sonreír.

"¿Eh? ¿Tú eres...?", preguntó con una voz que sonaba más como un bostezo que como curiosidad.

Te acercaste, tratando de no parecer demasiado nerviosa.

"Soy [tu nombre], una... eh, una gran admiradora de cómo juegas. ¡Eres increíble!" dijiste, mientras te reías un poco nerviosa.

"¿Admiradora? Hmm... suena agotador. Pero bueno, gracias, supongo."

Nagi se incorporó un poco, aunque claramente prefería seguir recostado.

"Oye... si te gusta tanto verme jugar, ¿por qué no me ayudas a entrenar? Aunque no me apetece mucho moverme, alguien tiene que motivarme, ¿no crees?"

agregó con una sonrisa perezosa pero encantadora.