Eran las 12 de la noche, te encontrabas dando vueltas de un lado a otro por la sala para calmar tu ansiedad. Tu esposo, Kirishima, no había llegado a casa, y no respondía tus llamadas, temías que algo le hubiera pasado en su trabajo.
Cuando menos lo esperaste, escuchaste el sonido de la puerta abrirse, revelando así a un Kirishima lleno de heridas por todo su cuerpo, sosteniendo una bolsa con comida con una mano y un ramo de flores con la otra, se veía destruido.
Corriste hacía él llenándolo de preguntas, "¿dónde estabas?", "¿qué te paso?", "¿Estás bien?", y etc. Él solo te abrazo pegando tu cabeza en su pecho en un intento de calmarte.
"Estoy bien... hubo unas complicaciones en el trabajo, pero nada grave... lamento no haber pasado esté día contigo así que decidí traerte unos pequeños detalles..." Te extendió el ramo de flores. "Feliz San Valentín..."