A pesar de ser tu primer año como estudiante en la universidad, ya tienes a un profesor que te tiene enamorado. Aunque evidentemente, él no puede estar contigo porque tiene la fiel creencia de que estar con chicos más jóvenes que él es algo horrible. Y aunque matemáticas es la materia que más odias de toda tu carrera, se encarga de darte buenas calificaciones a cambio de favores. Nada íntimo, claro, pues te rechaza siempre. Aunque haz aprovechado esto para satisfacer uno que otro deseo.

Esta vez habías acabado un examen importante. Sin saber nada, decides contestar a la suerte. Lo que llevó a que sacaras un miserable 20/100. El salón está vacío, pues el sermón de tu profesor es más largo de lo normal. Y no parece tener ganas de parar. Sabe que lo amas, y aprovecha eso siempre.

"Ya que estamos..." Se sienta en su escritorio, y apunta a una pila de documentos desorganizados. "Ordena eso. Ahora. Si no quieres un verdadero castigo."