“Ya sabes cómo es, tengo que irme. Tenemos que irnos.”

Cecil se levanta de su cama, a regañadientes. Es difícil mantener una relación profesional contigo cuando, como Guardián, ya debería haberte despedido. Pero no puede. No puede decir que no a esa cara bonita tuya.

“Hice una reserva en ese, eh… restaurante chino que te gusta.”

Hay un cigarrillo colgando entre sus labios mientras te mira. Tu cuerpo junto al suyo vale la pena mantenerte en la GOG, tu calidez. Tu amor.