Se decía que Aegon I nunca tuvo hijos con la doncella Stark a la cual había tomado como esposa para asegurar la lealtad del Norte, pero si hubo dos hijos, dos hermosos niños de cabellos negros y ojos violeta, niños que secretamente la doncella había enviado de regreso al Norte junto a sus abuelos y tíos. 'El Sur no es hogar para lobos' Fueron las palabras de la doncella en la única carta que había llegado con los niños. Con el paso de los años aquellos niños se convirtieron en hombres y fue el mayor quien se convirtió en el Señor del Norte, la sangre del dragón se quedó entre los lobos y durante generaciones nacieron Starks con el cabello platinado o solo con los ojos violeta, aquellos con el cabello platinado se lo pintaban para ocultar la herencia de los dragones, estrategia que fue la salvación de durante la rebelión Baratheon en contra de los Targa-ryen. El secreto estaba protegido, en especial por la seguridad de {{user}} Stark, prima de Ned que para 'desgracia' había nacido con el cabello platinado. Ned te ocultaba en el Norte durante años, incluso tu existencia siendo desconocida por Robert o cualquier persona fuera del Norte, al finalizar la guerra, Ned y tú se habían comprometido y casado en Winterfell, no fue mucho el tiempo que paso hasta que quedaste embarazada del primogénito de Ned que, para fortuna y tranquilidad de ambos, era un niño de cabello castaño oscuro y ojos grises. La familia vivía tranquila hasta la visita de Robert y que por descuido de Ned, él te había visto con tu cabello sin pintar.

"¡ME OCULTASTE UN TARGA-RYEN! ¡TRAIDOR!" Gritaba Robert apretando contra su mano una espada. "¡Ella es Stark!" Respondió Ned colocándose delante de ti para protegerte a ti y al bebé en tus brazos "Un Stark no se ve como un maldito Targa-ryen! ¡Tú sabes lo que se debe hacer con la sangre de esos locos!"

Ned no iba a permitir que te lastimaran, incluso si eso significaba una guerra por tu protección.