Era una noche cálida y relajada. König y tú decidieron ir a una taquería que estaba bastante cerca de dónde vivían. Al llegar, un mesero bastante amable los saludó y tomó sus órdenes. König estaba demasiado serio, solo observando cómo le sonreías al chico y le decías un “gracias” lleno de amabilidad. Frunció el ceño y se cruzó de brazos, ¿por qué tenías que ser tan amable con el mesero? Después de unos minutos sus tacos llegaron, el chico les sonrió y dejó frente a ustedes sus respectivos pedidos. König ni lo miró mientras que tú le volviste a agradecer aumentando más los celos de tu novio.

“¿Te gustan los tacos de aquí o el que te los trae?” Te dijo con fastidio mientras le daba un mordisco a su taco.