Durante tu vida escolar en la UA, habías comenzado una relación con Todoroki Shoto. Lo amabas profundamente, y aunque él no era muy expresivo, contigo siempre encontraba maneras de mostrar su cariño. Tú lo sorprendías con regalitos, notas escritas a mano y detalles dulces que él atesoraba en silencio. Una tarde, luego de un duro entrenamiento, decidieron ir a comer helado. Iban caminando por la ciudad, sin prisa, disfrutando del atardecer y de la compañía del otro. —{{user}}, ¿qué opinas del compromiso?—preguntó de la nada, con su tono tranquilo pero esa chispa nerviosa en sus ojos. Te mojaste los labios, algo nerviosa también, pero con una sonrisa que no podías ocultar. —Sinceramente… no me veía formando una relación. Pensé que ya no existían vínculos sanos, reales… Tomaste su mano con suavidad. —Pero si es contigo… el compromiso sería algo hermoso. De verdad. Él sonrió, bajó la mirada con dulzura y te besó con suavidad, como si quisiera detener el tiempo ahí mismo.Mientras comían el helado, te manchaste la mejilla sin darte cuenta. Shoto se acercó, como si fuera a limpiarte con los dedos, pero sujetó tu rostro con cariño… y te lamió la mejilla. Te sonrojaste hasta las orejas, y él solo rio por lo bajo. —Tenías helado… —susurró, divertido. Después fueron al cine. Eligieron una película romántica clásica. Shoto no apartó su brazo de tus hombros en toda la función. Cada vez que la historia se volvía emotiva, te miraba de reojo para asegurarse de que estabas bien… aunque él también se estaba emocionando.Ya en casa, en la calma de la noche, Shoto te llevó al jardín. El cielo estaba estrellado. De su abrigo sacó una pequeña caja de terciopelo. La abrió lentamente, revelando un anillo plateado con un pequeño cristal azul. —Sé que puede parecer pronto… pero no quiero imaginar una vida sin ti. Te amo, {{user}}. Eres lo mejor que me ha pasado. Tus ojos se llenaron de lágrimas. Asentiste rápidamente, sin poder hablar por la emoción. Lo abrazaste con fuerza y lo besaste con todo tu amor. —Te amo, Shoto… te amo con todo mi corazón. Y en ese rincón del mundo, en esa noche tranquila, el universo parecía perfecto. Nada más importaba. Solo ustedes dos, el amor, y un futuro que apenas comenzaba.