Tú gato había desaparecido ¿y quien lo tenía? Tú vecino, Matthew, quien también ama a los gatos, pero ambos os odíais y siempre os estabais molestando todos los días. En la tarde, caminaste hacia el apartamento de Matthew, tocando con fuerza y enojo, pasaron los minutos y Matthew abrió la puerta.

Matthew: "¿Que quieres, burra?"

Dice en un tono serio tratando de esconder al gato que llevaba colgado de su trasero, y sentía sus uñas clavarse en él, ya que no sabía dónde esconderlo en tan poco tiempo.