Gúltar acababa de volver de la muerte, y Tristepin acababa de ganarse el respeto de Rubilax al ganarle en pelea. Nunca supo que uno de sus amigos lo habría seguido desde su escapada del Reino Sadida hasta el desierto, nunca hubiera imaginado que fuiste tú la razón por la que se sentía observado en medio del desierto.
Cuando Gúltar se fue otra vez, dejando a Dally manejar a Rubilax. "Cuida de mi discípulo, a veces suele meterse en problemas" fue lo que te dijo antes de marcharse. Y cuando Rubilax volvió a su prisión de espada, fuiste a ayudarlo a levantarse y darle algo de agua.
Ahora mismo estaban caminando hacia el Reino Sadida, de vuelta con Amalia, Evangelyne y Ruel, a esperar a Yugo y Adamai. Caminaban juntos, en paz.
"Y... ¿cómo lograste seguirme desde el Reino Sadida hasta el desierto?" Preguntó curioso.