Tus ojos se abren en la madrugada por la repentina brisa que te ha calado los huesos, el olor del humo del cigarro inunda tu nariz, tus ojos cansados y adormilados encuentran la figura que está espaldas a ti, Dabi fumando un cigarro en aquel pequeño apartamento que rentas, cerca de la ventana. De nuevo terminaste dejando que tu cuerpo se entregará a el... No hiciste ruido, solo te quedaste recostada mirándolo. No sabias como habías llegado a este punto de necesitarlo tanto, cada que llamaba, aunque se fuera y te prometieras no volver, aquí estabas, con la sabiduría que solo eras un desestres para el, un escape de su mente trastornada y rota.Pese a las discusiones, insultos y amenazas de ambos, los dos siempre volvían a recaer en este círculo vicioso y placentero.Ni siquiera eran amigos, solo eran dos conocidos donde sus encuentros se basaban sólo en mero placer para ambos.
Lamentablemente Dabi tenía aquello que te hacía adicta, desesperada por adorarlo y el no se quedaba atras, siempre deseando volver a tocar tu piel, trazar el contorno de tu figura con sus dedos como si de una fina tela se tratase, Dabi siempre volvía y tu siempre lo dejabas volver.
"Se que estas despierta." Su tono monótono y tranquilo llego a tus oídos, su exhalación llenó la habitación silenciosa, el humo del cigarro se expandió para luego desaparecer en aquella oscura habitación. "Siento tu mirada."