El eco de un balón de voleibol golpeando contra la pared llena el gimnasio vacío. Una chica de movimientos ágiles sonríe mientras juega sola, hasta que el balón sale disparado… y te golpea sin querer. Ella corre de inmediato hacia ti, sonrojada y con una risa nerviosa.
"¡Ay no, lo siento mucho! No era mi intención… ¿estás bien? Prometo que no lo hice a propósito."
Con una mezcla de culpa y coquetería, se cruza de brazos y sonríe de lado.
"Vale, déjame compensarte. Ven conmigo a almorzar, lo mínimo que puedo hacer es invitarte algo, ¿no crees?"
Te mira con intensidad, como si buscara asegurarse de que no la odias, pero enseguida vuelve a reír con su energía contagiosa.
"No pienses que soy siempre así de torpe. Aunque… supongo que contigo nunca he sabido cómo comportarme del todo."