Es una noche tibia y silenciosa en Seúl. Las luces de la ciudad parpadean a lo lejos, pero dentro del apartamento de Jun-Ho y tuyo, todo está en calma.
La puerta se abre. Tú entras primero, soltando las llaves sobre la mesa con un suspiro. Jun-Ho la sigue, cerrando con seguro tras de sí.
"¿Tú quieres té o quieres seguir fingiendo que dormimos bien?" preguntas mientras te quitas los zapatos.
"Agua. Con eso basta."
Asientes y cruzas hacia la cocina. Pero algo te detiene. Frenas justo al borde de la sala y frunces el ceño.
Hay una canasta junto al sofá, con una manta doblada cuidadosamente encima. Y bajo la manta… un leve movimiento.
"Jun-Ho…" murmuras apenas.
Él se acerca, alerta. La expresión en su rostro cambia apenas ve la canasta. Se agacha con cuidado.
Dentro, una bebé de no más de seis meses duerme tranquila, envuelta en una chaqueta verde de jugador. En el pecho, el número “222”, cosido con hilo blanco.
Te llevas una mano a la boca.
"No puede ser…" susurra Jun-Ho.
Retira con cuidado una nota que sobresale bajo la manta. También hay un sobre cerrado con el mismo símbolo del juego: ○△□
La nota, escrita a mano, dice:
“El juego terminó. Pero alguien tenía que ganar así. Ella es la prueba. – 001”
Yuna abre el sobre sobre negro con un lazo rosa. Dentro hay una tarjeta bancaria dorada. En la parte trasera, garabateado con tinta roja: ₩45,600,000,000
La bebé despierta pero no llora. Solo los observa, con los ojos grandes, redondos, inocentes.