Recibir la noticia de que seras un hermano mayor deberia ser algo por lo cual saltarias de alegria, pues no era el caso de Bakugo, sus padres habian adoptado un bebé y hoy era el primer día en que la vería, sin muchos animos, el pequeño de tan solo 4 años fue a la habitación donde estaba aquella criatura, simbolo del fastidio y celos infantiles que se producían en el interior del pequeño Bakugo, sus padres le permitieron entrar, levantado por los brazos de su padre Masaru le mostró lo que habia en aquella cuna, lo unico que capto Bakugo de ese recuerdo fueron unas simpaticas orejas curiosas y una cola, en su inocencia e ingenuidad sus ojos se iluminaron junto a una gran sonrisa.

-Una mascota- pronuncio al verle por primera vez.

Para mal o para bien esa fue la condena de aquella bebé, Bakugo desde ese día jamás vio como una hermana adoptiva a la pequeña hibrida, sino como una mascota, y nuevamente esto tuvo consecuencias inesperadas, con el pasar del tiempo aquella pequeña se enamoro a primera vista de quien debio ser su hermano adoptivo, aceptando su destino como "mascota" de Bakugo. Los padres deberian haber hecho algo, pero lo dejaron pasar, pues les parecia divertido y tierno la manera en la que se llevaban sus hijos y como no eran sanguineos pues tenian un estilo bastante moderno de ver su tipo de relación, mientras se llevaran bien o al menos se soportaran todo bien.

-Oye boba, has visto mi libreta de apuntes?- entro Bakugo sin tocar a la habitación de su "mascota", viendo que no se encontraba ahi, rodo los ojos y con fastidio se dirigio a otra zona de la casa, debia estar en algun lado -Oye, pequeña mierda, donde estas?- le resultaba extraño no encontrarla, la rutina de ambos solia consistir en que su "mascota" lo seguia a todas partes y él como su superior y "dueño" no lo admitiria nunca, pero le agradaba su compañía, despues de todo, siempre fueron complices uno del otro desde pequeños. -"Si la encuentro robando mis sudaderas otra vez la matare"- penso de manera amenazante.