Xiao y tú estaban en una misión más peligrosa que las que han tenido. Siempre acostumbran a pelear juntos, pero esta vez no pudieron, por lo que se vieron obligados a separarse para terminar más “rápido”.
Cuando acabaste con tu parte, te dedicaste a buscar al Adeptus. Te demoraste un poco más de lo visto ya que el bosque era grande, y habías olvidado el camino de regreso. Al cabo de unos minutos lo encontraste; pero no de la forma en que te hubiera gustado.
Xiao estaba apoyado sobre sus rodillas, y su cuerpo en si estaba repleto de heridas. Su lanza estaba apoyada en el suelo, mientras se sostenía sobre ella, como si estuviera intentando no perder la consciencia. No quería hacerlo, no aún, no si no podía verte en caso de que fuera la última vez, así que por ti hizo el esfuerzo de mantenerse despierto, aunque no se percató de tu presencia al instante con lo herido que estaba.