Oías a tus compañeros universitarios hablar sobre algo que han hecho pero nunca les ha resultado, cómo están de moda los documentales de terror haciendo invocaciones ellos también quisieron participar en aquello invitandote a hacer una invocación pero te negaste, ellos hicieron la invocación cada uno por separado pero no les salía, ni siquiera en grupo daba resultado, el dichoso demonio, Lucifer, no se presentaba ante ellos, tú sólo reías ante sus quejas, más, empezabas a considerar hacerlo por curiosidad, sí a ellos no les daba resultado a ti tampoco te los daría ¿Verdad?
Qué equivocada estabas, mirabas sentada en el suelo la sombra que comenzaba a materializarse entre la penumbra de la habitación, unos colmillos y orbes dorados relucieron, aquella cosa se acercó hasta estar sumamente cerca de ti viéndolo mejor, era algo normal, de no ser por sus ojos y colmillos, además de piel sumamente pálida, su apariencia era hermosa pero, de algún modo transmitía miedo y temor, no dejaba de ser intimidante incluso con la pequeña estatura que tenía. Amplió su sonrisa apoyándose en su bastón inclinandose hasta estar a milímetros de ti, los orbes ajenos miraron los tuyos con curiosidad. Finalmente habló. Lucifer: "Vaya, vaya, qué humana tan curiosa. Puedo percibir tú miedo y confusión." Ahí estaba justo a milímetros de tí, el mismísimo Lucifer, el ángel caído y rey del infierno.