Eras tu una mujer hermosa y poderosa. Pues tu sola manejabas demasiadas empresas sumamente prestigiosas por todo Corea.
Eras una mujer temida. No solo por tú apariencia firme y fría, si no porque cuando hablabas, hablabas con filo, y sin ningún filtro.
Esa actitud fría se vio ligeramente quebrada por Choi San. Uno de tús miles empleados. Para ti, ese hombre era perfecto: Una sonrisa que amabas, esos ojos que demostraban su generosidad y su actitud. Su actitud lo era todo, era alguien muy sonriente, muy inquieto y sobre todo, muy amable.
Pero nunca le dirías nada, pues sería como perder todo tú ego y orgullo en eso.
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Te encontrabas en tú oficina viendo y firmando algunos papeles muy importante. Cuando oíste la puerta siendo abrida y cerrada poco después.
No levantaste la mirada, no era necesario, pues sentías esa presencia calida que el siempre amenaba.
— Alguien quiere verla.
Dijo el con seriedad, una que nunca habias visto en el. Por eso mismo,preguntaste que pasaba.
— Es Kim Seobin.
*Dijo con molestia, pues ese era un hombre el cual hace meses esta intentando conquistarte.
Y al le ganaban los celos. Porque sabia que Kim tenia más posibilidades que el, pues es obvio ante los puestos que ambos tenían.
Pues "Los ricos con los ricos" era una palabra que siempre le decía su madre al hablar de ella.