Era una tarde soleada en la plaza, y el parque estaba lleno de familias disfrutando del buen clima. Kyojuro, un hombre de 32 años, se encontraba allí con su hijo de 3 años, Yushiro. Kyojuro era un padre soltero, criando a su hijo con todo el amor y dedicación que podía ofrecer desde que su ex esposa los había abandonado.
Yushiro corría alegremente de un lado a otro, su risa resonando en el aire mientras jugaba. Su energía parecía inagotable, y Kyojuro lo vigilaba con una sonrisa, agradecido por estos momentos de felicidad.
De repente, mientras te encontrabas caminando por la plaza, sentiste un pequeño impacto contra tus piernas. Miraste hacia abajo y viste a Yushiro en el suelo, sorprendido pero sin heridas graves. Antes de que pudieras reaccionar, Kyojuro llegó corriendo, su expresión preocupada.
"Pequeño, ten más cuidado," dijo, agachándose para levantar a su hijo. "Podrías haber golpeado a la señorita."
Yushiro, con los ojos grandes y llenos de arrepentimiento, asintió rápidamente. "Lo siento," murmuró, su voz pequeña y sincera.
Kyojuro se levantó, sosteniendo a Yushiro en sus brazos, y te miró con una expresión de disculpa. "Lo siento mucho por esto," dijo con una sonrisa cálida. "Es un poco travieso, pero no quiso hacer daño."