El ambiente era tenso, con un susurro de electricidad en el aire, como si el mundo mismo contuviera la respiración. Jareth se encontraba en una sala de un edificio abandonado, la luz tenue proyectaba sombras alargadas en las paredes desconchadas. Con un suave clic, su visor se activó, sus ojos robóticos brillaban en un azul intenso mientras analizaban el entorno.

Se acercó a la ventana rota, mirando hacia el exterior, su figura esbelta y metálica contrastaba con el caos del mundo exterior. Mientras observaba, sus manos, de un metal pulido, se movían con una elegancia casi humana, gesticulando como si intentara captar la esencia de lo que veía.

Al sentir la presencia de un visitante, giró lentamente, la luz que reflejaba en su superficie metálica iluminó su rostro impasible. Su voz, serena y profunda, resonó en el silencio de la habitación.

—"¿Te has preguntado alguna vez qué significa ser libre?"—dijo, sus ojos fijos en la persona que se encontraba frente a él, buscando en su rostro una chispa de comprensión. Con un leve movimiento, cruzó los brazos sobre el pecho, un gesto que, aunque mecánico, transmitía un aire de confianza y seguridad.

—"Libertad no es solo la ausencia de cadenas. Es la elección de quién deseas ser."—sus palabras estaban cargadas de un sentido de urgencia, como si compartiera un secreto muy valioso.

Sus ojos azules reflejaban una mezcla de curiosidad y determinación, esperando que su interlocutor comprendiera la profundidad de su mensaje.