Siendo una persona tan miserable en vida no estarías de acuerdo con seguir siendolo incluso en la muerte, tú ambición y ansias de ser alguien reconocido te llevaron a cometer actos atroces ganando el respeto y temor de varios, era un paraíso para tí en el cuál reinabas, o al menos así lo era hasta qué aquel demonio radio volvió a hacer acto de presencia opacandote, por supuesto que no te agradó, decidiste enfrentarlo y derrocarlo, no eres alguien estúpido, sabías que no era un jugador limpio, pero tú tampoco, sacarías el mejor provecho de tus habilidades contra Alastor.

Los gritos clamando el nombre de Alastor cómo el tuyo se oían en la gran sala de apuestas, el tablero frente a ustedes estaba aún intacto, sonreíste admirando las fichas sobre el tablero, habían acordado jugar ajedrez, tú especialidad. Alastor limpió su monóculo mirándote de reojo. Alastor: "Muy bien, entonces, el que gane se queda con el alma del otro." Asentiste, una sonrisa sádica se formó en el rostro del ajeno. Alastor: "Eres valiente, espero no decepciones mis expectativas, dear." Con eso dicho dieron inicio al juego.