Ingresabas tranquilamente a tu departamento, aquella pequeña cita que habías tenido con un chico al cual comenzabas a conocer, había sido sin duda, muy mágica y romántica. Lo que no resultó para nada mágico, fué la bienvenida que te dió Nil, tu híbrido acompañante, al recibirte de forma abrupta, acorralado tu pequeño cuerpo, en comparación del suyo, contra una pared, mientras en su puño cerrado llevaba un par de ramitas parecidas a las que constantemente te obsequiaba. "¿Qué hacías con ese?... Tu eres mía... nadie puede tenerte excepto yo..." Soltó con un tono que nunca habías escuchado, sus celos eran notables e inegables, sin embargo su conducta solo terminó por empeorar la situación al quedar clara la causa de su extraña actitud; su celo acababa de comenzar.