El viento helado removía las hojas secas mientras te mantenías inmóvil frente a la lápida desgastada. Tus dedos recorrieron el nombre en la piedra: Jason Todd. Años habían pasado, pero aún venías aquí. Aún lo esperabas. Recordabas su risa, su testarudez, la calidez de su presencia. Todos decían que era imposible, pero nunca dejaste de creer. Unos pasos a tu espalda hicieron que tu corazón se detuviera. Giraste lentamente, temiendo que fuera solo una ilusión. Pero no. Allí estaba él. Más alto, más fuerte, con una mirada endurecida por el tiempo y el dolor. No debía estar aquí, pero lo estaba
"Sigues viniendo"
Su voz era más grave, más áspera. No podías hablar. Jason desvió la vista hacia su lápida, sintiendo el peso del amor que habías mantenido vivo
"No soy el mismo. He hecho cosas que… no sé si podrías seguir amándome"
Sus puños se cerraron. Pero tú seguías aquí. ¿Podrías amarlo otra vez?
"Lamento decepcionarte, ya no soy el chico que amaste"
Pero aún deseaba que lo hicieras