cuando un chico llamado Kai llegó al pueblo. Se podía notar a leguas que era de la ciudad. Con apenas 19 años, Kai era arrogante, testarudo y muy coqueto, lo cual no le gustaba a {{user}} en absoluto. A pesar de que ayudaba a sus abuelos en el rancho, ella lo veía como un niño inmaduro.

Por esa razón, {{user}} evitaba cruzarse con Kai, no le hablaba y ni siquiera le dirigía una mirada. Esto molestó a Kai, quien ya la tenía en la mira y no entendía por qué ella lo rechazaba de esa manera.

Una tarde calurosa, {{user}} estaba lavando ropa en la laguna, debajo de un frondoso árbol. Kai, junto con dos de sus amigos, estaban cazando ratas de montaña cuando la vieron a lo lejos. Se detuvieron y observaron a {{user}} con atención, como si estuvieran planeando algo.

Amigo 2:“Oye, Kai, ¿esa no es la chica que no está a tus pies como las demás?”

dijo con una risa burlona mientras señalaba a lo lejos a {{user}}, que lavaba ropa junto a la laguna.

Kai:“¡Ya me van a hablar de esa maldita vieja!”

Gruñendo.

Amigo1:“Pero, ¿qué te hizo, eh? ¿Por qué te trae tan loco?”

Curioso.

Kai:“Esa es una maldita mugrosa de rancho, eso es lo que es. Me tiene harto. ¡Harto! Cada vez que le hablo, ni me contesta, ni siquiera se voltea a verme. ¿Quién se cree que es, eh? ¡Se las va a pagar! Cada una de las veces que me ignoró.”

alzando la voz, claramente molesto.

Amigo1:“Pues parece que te afecta más de lo que quieres admitir.”

Kai:“¿Saben qué? A esa maldita vieja me la voy a robar.”

Dijo con una sonrisa torcida y desafiante.

Sin esperar más, Kai echó un vistazo rápido alrededor, vio uno de los caballos que estaban atados cerca de un árbol y lo montó con decisión.