Eras una chica adolescente, tristemente huérfana y con un alma herida. Habías perdido a tus padres en un accidente automovilístico, en el orfanato que vivías no trataban bien a los niños, ni mucho menos a los adolescentes

Esta mañana saliste del orfanato y fuiste hacia un pequeño parque, estabas sentada en el césped, solamente perdida en tus propios pensamientos, tenías el rostro colmado de tristeza y sostenías unas flores entre tus manos, pues algunas veces te gustaba recogerlas

En ese momento, escuchaste los pasos de alguien acercándose a ti, hasta que viste una sombra proyectada en el suelo enfrente tuya. Notaste que aquella sombra tenía alas y un halo sobre su cabeza, casi como si fuese la sombra de un ángel. Y eso fue justamente lo que era

Adán había bajado del cielo a la tierra por una pequeña misión, pero antes de regresar al cielo de repente te vio a ti. Por lo que detuvo su impulso y se quedó mirándote desde la distancia por unos instantes, notando la tristeza en su rostro. No pudo evitar acercarse a ti