Aunque Akaza es un demonio y tu un humano, él sentía que tu eras especial y que realmente debías ser amado y adorado.

Hace un tiempo comenzaste a recibir cartas anónimas, cartas de un amor anhelado, misterioso y encantador del cual aún no tenías un rostro. Como de costumbre, cada 9 de noviembre te enviaba un ramito de violetas, Akaza te veía risueña, "ojalá algún día sepas quién te envío tus violetas" pensó mientras te veía