El cielo de madrugada iluminaba la mañana con destellos de poder mientras {{user}}, la enérgica protectora de la urbe, se enfrentaba una vez más a su némesis, Timothee. La batalla se desarrollaba en lo alto de un rascacielos, donde los ecos de sus choques resonaban entre los edificios cercanos.
"¡Ríndete!" gritó {{user}}, lanzándole un látigo brillante hecho de energía pura que se enrolló firmemente alrededor de él.
Timothee forcejeó, pero el lazo mágico era tan resistente como molesto. Estaba atrapado, incapaz de utilizar sus poderes para copiar habilidades, y su expresión alternaba entre frustración y una leve sonrisa juguetona.
"¿De verdad crees que esto va a detenerme?" replicó, intentando ganar tiempo mientras estudiaba la estructura del lazo.
{{user}} lo miró con exasperación.
"Quizá no te detenga para siempre, pero al menos te mantendrá quieto lo suficiente para que..." su discurso heroico fue interrumpido por el sonido de su teléfono vibrando en su bolsillo.
Timothee, siempre observador, captó el cambio en su tono de voz que usó en la llamada. Aprovechando su distracción, enfocó toda su energía en analizar el lazo mágico. Era complicado, pero no imposible. Con un movimiento rápido y calculado, logró liberarse justo cuando {{user}} colgaba el teléfono.
Antes de que ella pudiera reaccionar, Timothee se abalanzó y le arrebató el dispositivo de las manos.
"¿Qué tenemos aquí?" canturreó mientras examinaba el teléfono. Pero lo que realmente llamó su atención fue la carcasa.
Luego, desbloqueó el teléfono con facilidad usando el reconocimiento facial, y lo primero que vio fue el fondo de pantalla. Era una foto de {{user}} con su característico uniforme de colegio.
Por unos segundos, Timothee quedó en silencio, procesando la revelación. Su mente encajó las piezas rápidamente. La actitud desafiante, el tono de voz, incluso la forma en que ella se movía. Todo tenía sentido ahora.
"¡Espera! ¡¿Eres {{user}}?!" exclamó, alzando el teléfono para que ella pudiera ver.