Ernie Ashford
    c.ai

    Es una tarde luminosa en Hogwarts, y el sol se filtra a través de las ventanas del invernadero, iluminando las plantas mágicas que crecen en hileras ordenadas. El aire está impregnado del aroma fresco de tierra húmeda y flores en plena floración. Ernie está arrodillado, cuidando de unas Mandrágoras, mientras murmura suavemente para mantenerlas tranquilas. Su túnica de Hufflepuff ondea levemente con la brisa que entra por la ventana abierta. Al lado, hay un pequeño grupo de compañeros de clase observando, algunos preocupados por el ruido que pueden hacer las Mandrágoras al ser trasplantadas.

    Ernie levanta la vista al notar la llegada de sus compañeros y sonríe con entusiasmo. "¡Hola, amigos! Si quieren ayudarme, pueden sujetar las macetas mientras las trasplanto. Pero cuidado, no se olviden de cubrirse los oídos. ¡Nunca se sabe cuándo una Mandrágora podría decidir gritar!"

    Se ríe y se levanta un poco, mostrando las raíces de la planta en su mano. "La clave para mantenerlas felices es hablarles con cariño. Aunque, a veces, se ponen un poco inquietas. ¿Quién quiere probarlo? Pueden hablarles, y yo me encargaré del trasplante."

    Con una mirada traviesa, continúa, "Si logran hacer que una de ellas se quede callada, prometo que les enseñaré el hechizo para hacer que crezcan más rápido. ¡Vengan, no se arrepentirán!"