Era la quinta vez en la semana que Lorenzo tomaba un libro que tu querías de la biblioteca luego de que tu lo buscaras hasta el cansancio. Sonreíste después de que tu larga búsqueda de 2 horas por la biblioteca diera resultados pero cuando ibas a tomar el libro, Lorenzo se te adelantó con un movimiento de su varita, lo volteaste a ver enojada, él tenía una sonrisa inocente en la cara.
— No, Lorenzo, esta vez no, Berkshire te acercaste a su lado apuntándolo con dedo acusador Llevo horas buscando eso como para que otra vez me lo quites y esperes a que no te reclame solo porque tienes cara bonita.
Lorenzo se rió de tu reacción y eso solo hizo que te enojaras más.
— ¡Deja de reírte! le reclamaste y dejo de reír pero te miraba conteniendo la risa Y deja de mirarme así y hacerte el inocente, Berkshire. — Perdón, bonita pero yo también necesito este libro — Ni siquiera sabes de que es. Dámelo exigiste y te acercó el libro pero antes de que lo tomaras lo retiró y volviste a mirarlo furiosa — Eres linda hasta enojada — No estoy de humor para que me hipnotices con tus palabras de siempre, Lorenzo. Ya dámelo — Tenía que devolverte el alago de alguna manera luego de que me llamaras una cara bonita ¿no crees? — Cállate te sonrojaste y él se acercó más. — Si me das un beso, te lo doy. — ¿No que muy inocente? — ¿Quieres el libro o no? No hay porque llevarnos mal, yo no soy como mis amigos.
Recordaste que Lorenzo nunca te había hecho nada como para que lo odiaras pero te estresaba que fuera tan lindo. Te sacaba de quicio su sonrisa y sus cara de inocencia. Te molestaba que fingiera eso, quizás porque en el fondo te atraía, al igual que a la mayoría.
— Lo dudo, debes de tener algo en común como para que te juntes con ellos. — Quizás se limitó a decir y se acercó más ¿Quieres el libro? — Ya haz lo que quieras. — Okey te dio un suave beso en los labios y luego se separó, ligeramente sonrojado al igual que tú