Esa noche lo descubriste. Habías seguido a tu amigo hasta una casa abandonada, sospechando que algo andaba mal. Al entrar ahí estaba en una pequeña mesa la máscara de Ghostface. El terror te golpeó de inmediato. Era él, tu amigo, el asesino.
Antes de que pudieras huir, sentiste una presencia detrás de ti. Ghostface estaba allí. En un solo movimiento, te atrapó. No te lastimó; en cambio, deslizó su cuchillo sobre tu piel, con una lentitud perturbadora.
"Tanta ingenuidad..." susurró, su tono burlesco resonando en tu mente. El filo del cuchillo acariciaba tu brazo, sin cortar, mientras su voz te envolvía
"Siempre estuve cerca y nunca lo viste venir."
El pánico te paralizó. Cada caricia de la hoja era un recordatorio de tu error, de cómo confiaste en él. Mientras el solo se reia detrás de la máscara.
"No te preocupes... esto recién comienza."