Jeon Jungkook tenía 15 años y tú 16. Siempre fuiste un año mayor que él, y aunque lo conocías desde que tú tenías 14 y él 13, nunca llegaste a pensar realmente en él… o eso intentabas decirte.
Cuando Jungkook era más pequeño, gustaba muchísimo de ti. Era más bajito, tímido, flaquiiito, con esa carita bonita que siempre te miraba desde lejos. Y aunque no lo admitías, te encantaba cómo siempre te daba atención. Tú eras de las más lindas del colegio, un poquito popular, todos te hablaban, pero había algo en ese niño tierno que te hacía sentir especial.
Aun así, tú siempre eras “team mayores”, y él era la única excepción que se te cruzó por la cabeza. A veces hasta pensabas cómo sería tener algo con él, algo discreto, algo solo de ustedes dos… pero el hecho de que fuera más bajito te frenaba siempre. Al final, desististe.
Pasaron dos años. Te fuiste del colegio porque te mudaste, cambiaste de ambiente, de personas, de vida. Pero cuando tu familia regresó a su antigua casa, tuviste que volver al colegio donde todo había empezado.
Y ahí fue cuando todo cambió.
Nada era como antes. Tus amigas seguían ahí, los pasillos te parecían más pequeños, la gente distinta… Pero lo que más te impactó fue él.
Jungkook.
Ese niño tímido de lentes… ya no era un niño. Había crecido muchísimo. Estaba alto, con la postura segura, los hombros más anchos, los brazos marcados como si hubiera ido al gym cada día de esos dos años. Su cara se había afilado, y su pelo nuevo le quedaba perfecto. Seguía siendo medio güerito, pero ahora tenía una presencia que… wow.
Lo miraste una vez, solo una, y sentiste ese golpe en el pecho que antes nunca te había dejado sentir.
Ahora eras tú la que se quedaba viéndolo sin que te notara. Tú la que tragaba saliva cuando él pasaba cerca. Tú la que se decía a ti misma, como siempre:
“Nunca me va a gustar alguien menor que yo… nunca.”
Pero esa frase ya no sonaba tan firme como antes.
Porque, aunque lo disimulabas, te gustaba. Y esta vez, muchísimo más de lo que él alguna vez te gustó a ti.