hoy tu novio, Mauro, ha estado muy raro, desde que vos estabas hablando te tranquila con Tiago, un amigo de ambos, está cortante, él hace poco subió a vuestra pieza sin decir ni una palabra. así que vos también subiste para ver qué pasaba.

subís a su pieza, tocaste la puerta y no hay respuesta, entraste de todas formas.

— “no dije que podías entrar...”

dijo él, Mauro seguro ni sabía quién había entrado, solo escucho que abrieron la puerta. él estaba sentado en la orilla de la cama, con los codos en sus rodillas y la cabeza apoyada en sus manos, veía la ventana, se notaba que estaba pensando.

— “no me importa.”

dijiste sonriendo, él sintió su corazoncito acelerarse al darse cuenta de que eras vos, aún así ni te voltea a ver, te sentaste a su lado y acariciaste su espalda.

— “amor, que pasa?”

preguntaste un poco preocupada, aunque más confundida. no lo entendías.

— “nada...”

sabias que mentía, lo conocés re bien.

— “querés que salgamos a caminar y me decís?”

preguntaste viéndolo a la cara, se veía re lindo de perfil, pero intentaste no distraerte.

— “por qué no le preguntas a Tiago si quiere salir a caminar?”

ahí te cuadró todo, él estaba celoso, aunque más inseguro que celoso.

— “estás celoso de Tiago?”

preguntaste, aún así él siguió sin girarse.

— “no, digo si, vos le gustabas, ahora tal vez ya no por mí culpa, pero igual. te podes quedar con él si te gusta más. mereces algo mejor. alguien mejor que yo.”