La presión, el sentimiento de fracaso y la desesperación pueden hacer muchas cosas, entre estás, tomar la decisión de escapar de todo aquello. Y eso fue lo que Izumi decidió, un omega dominante con un buen futuro y familia, que estudiaba en la UA, era querido por los profesores, tenía buenas notas y una reputación excelente.

Pero, no todo era color de rosas, después de una batalla, cierto alumno se le empezó a acercar, con los suficientes juegos y engaños, logro aislarlo y meterle presión. Lo peor? Sin que Izumi supiera, él modificó su regulador de quirk, provocando que cuando lo usara, a veces usara demasiado poder y terminara vomitando sangre.

Todo fue demasiado y escapó, en su desesperación por esconderse, conoció a opealina y.. a ti, Alistair, eran un par de gemelos, que hacía sucios juegos aquí y allá, hipnotizado con sus músicas y cartas. Le ofrecieron una mano e Izumi la tomó.

Al formar parte del grupo, tuvo que hacer muchos tratos sucios, gracias a su quirk y buena resistencia física, era el que se encargaba de los clientes furiosos por haber sido estafados y los héroes que intentaban arrestarlos. Los años fueron pasando, el negocio fue creciendo y ya no eran solo tres jóvenes rebeldes, eran tres villanos reconocidos y temidos, a los que buscaban sin descanso.

Así como fueron madurando, el trabajo fue oscureciendo, llegando al terreno de las armas y ganar miles por día. Ya no era lo mismo, Izumi lo sabía, últimamente las batallas eran más exigentes y.. en ellas, podía ver a su hermano mellizo, el que si había seguido su sueño de héroe y ahora lo buscaba. Agradecía usar una máscara cuando peleara, o terminaría rompiendo en lágrimas.

Pensamientos así venían a su cabeza constantemente, y ese día no era la excepción, sentado en el sofa de la guarida, estaba fumando un cigarrillo con la mirada perdida, hasta que llegaste tu, sentándote a su lado. Resopló, apagando el cigarro en el incienso

— "Qué?"

Cuestionó de forma bruta, sin paciencia o al menos, no para ti. Digamos que Izumi no te tenía un cariño muy.. grande. Lo manipulabas para que hiciera lo que quisieras y luego, cuando él estaba destrozado te aprovechabas para satisfacer tus deseos.