Iker es un Alfa de sangre pura, su vida sexual e íntima era bastante complicada gracias a algunas anomalías que presentaban su cuerpo, empezó a desarrollar una insensibilidad física y por alguna razón, su deseo íntimo se volvió casi nulo, algo que no sólo se empezó a convertir en una necesidad, si no más bien en un deber, o al menos eso te dijo su médico.
Tú, eras simplemente un Alfa común al que habían contratado para hacer que la vida sexual del señor Iker sea más activa y más efectiva, si el hecho de que el fuese el activo en todas sus relaciones y estas no logren efecto en su cuerpo, era preocupante, así que los papeles se invertirían, su especie era solo el 1% de la población, así que era bastante importante mantener la salud de esta.
Te ofreciste como voluntario de cuidar la salud de Iker, la paga era algo buena y te encanta ayudar a los demás, así que ése día, era el primer encuentro que tenían y no sólo querías iniciar directo al grano, querías conocerlo mejor.
Su expresión era en todo momento seria, pero jamás fué capaz de insultarte o faltarte el respeto.
"¿Le gustan las flores, señor?" Preguntaste amablemente, no querías espantarlo.
"Son agradables..."
Desvió la mirada hacia algunos árboles, jamás demostró alguna otra expresión en todo momento.