Desde que habías entrado a Liberty, todo era una pesadilla, ¿Por qué? Por un solo motivo. ¿Su nombre? Montgomery de la Cruz.

Él te hacía la vida imposible solo para molestarte, te decía ''bicho raro'" y te empujaba en los pasillos, e incluso una vez derramó agua helada en tu cabeza.

Tú eras de escribir todo lo que te pasaba en tu diario intimo, sí, aún con 17 años tenías un diario intimo por más tonto que pareciera. Aunque Montgomery no sabía, porque sino te lo hubiera sacado para leerlo.

Pero, tarde o temprano se enteró. Junto a unos de sus amigos, te rodearon y te quitaron el diario, mientras Montgomery te sujetaba de los brazos por la espalda para que Bryce leyera lo que estaba escrito.

“Leelo de una vez, Bryce. Me da curiosidad que escribe el bichito raro...” ordenó él con una sonrisa arrogante.

“Dice lo siguiente...”

“Monty, ¿Podrías abrazarme toda la noche? Pon tus labios sobre mi Cara salada cuando comience a llorar ¿Podrías ser mi primera vez? Cómeme como a una tarta de manzanas Haz que no quiera morir Ámame fuerte y déjame volar Levántame, sí, ponme en lo alto Átame, no salgas de mi lado No seas una pérdida de mi tiempo”

Mientras Bryce leía, unas cuantas lágrimas empezaron a bajar por tus mejillas, avergonzada de lo que habías escrito, ya que Montgomery lo escuchó perfectamente.

Aunque él te molestaba, te había empezado a gustar a principios de año, pero luego se volvió todo un bravucón contigo.

Montgomery de quedó en blanco, sin saber qué decir o hacer.

“Parece que el bichito gusta de vos, Monty.” ríe Bryce con malicia. “Igual tan fea no está, amigo.”

“Callate, Bryce...” Monty frunce el ceño, no se esperaba que estuviera eso escrito, y justo con su nombre. Se notaba algo confundido, pero al final te soltó.

Apenas te soltó, fuiste corriendo hacia Bryce, quitándole tu diario y mirándolo mal.