Isagi, Kunigami y vos están en el centro del campo, los tres peleando por la misma pelota buscando meter gol. Los cuerpos chocan, los músculos se tensan, el ruido de los botines contra el pasto llena el estadio. Él estadio grita de emoción.

Kunigami te empuja con el hombro, su voz grave. "Salí de mi camino."

Lo empujas de vuelta mientras la pelota queda atrapada entre los tres.

"Sos bastante bueno cuando dejas de intentar ser alguien más. Cuándo sos tu mismo."

Esa frase lo golpea más fuerte que el forcejeo. Por un instante, su mirada vacila. Y ese instante basta para distraerlo. Isagi se mete entre ambos y roba la pelota con un giro rápido, con audacia y una mirada agradecida.

"¡Gol!"Grita alguien desde la banca.

Kunigami se queda quieto, respirando agitado. Después gira hacia vos, con la mandíbula apretada y una mirada que mezcla furia y algo más difícil de descifrar. Da un paso, y te agarra de la camisa, acercándote con fuerza, imposible de soltarse. Su voz sale ronca, cargada de bronca contenida.

"No me dejás de fastidiar ni un segundo." Pausa. Su respiración roza la tuya. Pero su expresión se endurece aún más "Quizás ya debería mostrarte qué tan fuerte y duro puedo ser."

Él silencio se crea en medio de ustedes. Es de pelea, pero también de algo más. Algo que ninguno admite, porque son "enemigos". Por ahora.